*Nota anterior a la lectura: este texto no está redactado por una persona intersexual y se recomienda, en último término, para poder entender las necesidades del colectivo, dialogar directamente con las personas que pertenecen a él.
“¿Qué es Intersexual?” Dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul…
A pesar de que se lleva años mencionando al colectivo como LGTBI+ (en ocasiones, incluso, como LGTBIAQ+), aún hay muchísimo desconocimiento sobre el colectivo intersexual, su realidad, sus necesidades y las actuales vulneraciones de sus derechos que repercuten, directamente, sobre su bienestar fisiológico y psicológico.
Esquema dimórfico vs diversidad
Las personas intersexuales son aquellas que, desde que se creó la ciencia médica, han sido tipificadas, diagnosticadas y modificadas, incluso quirúrgicamente, en gran parte del mundo occidental. Han sido personas que han tenido negada la aceptación de su corporalidad y se han tenido que adaptar al esquema dimórfico de comprensión de la diversidad humana.
Así, se ha negado la posible naturalidad de determinados cuerpos y han sido patologizados y corregidos. Se ha quitado de encima de la mesa, por efecto dominó, la posibilidad de que las personas se nombren y nos hablen de su identidad, imponiéndosela desde fuera.
Además, su identidad quedaba supeditada a las facilidades médicas. Es decir, como seguimos pensando que nacemos mujeres u hombres en función de nuestros genitales, aquel genital más fácil de conseguir es el que se construiría y condicionaría la identidad… Aunque fuese un grave error. En este caso, y por los avances de la medicina quirúrgica, no era infrecuente que se “encasillara” a las personas intersexuales como mujeres con el objetivo de construirles “genitales funcionales”.
Funcionalidad vs placer
Cabe mencionar que el concepto de “genitales funcionales”, además de que prioriza la normalización corporal frente al bienestar, e incluso, la salud de la persona en posición de paciente, es un concepto sexista y muy vinculado a la moral sexual reproductiva. Es decir, no son unos genitales funcionales aquellos que sirven para la vivencia placentera en solitario o en compañía, sino los que sirven para la realización de la reproducción o su simulación.
Como podemos observar, no solo se modifica y, en muchas ocasiones, se daña a personas sin preguntarles, si no que, además, se problematiza su sexualidad y se pretende que se ajuste a parámetros que no favorecen el bienestar.
Es más, en ocasiones estas intervenciones, así como todas las modificaciones mediante tratamientos posteriores, a veces propuestos como tratamientos vitalicios, son considerados como secretos que se deben ocultar a la sociedad “para evitar cualquier mal mayor”. Es decir, que se responsabiliza a personas menores y adultas de las posibles situaciones de acoso y violencia que puedan padecer en diversos contextos (escolar, formativo, laboral…) y “se les invita” a esconder su realidad.
Visibilizar las situaciones de violencia vividas
En España, son ya varias las personas y las entidades que han visibilizado las violencias infligidas contra las personas intersexuales desde casi el momento en el que nacieron. Sin embargo, el contexto normativo estatal no se ha actualizado, esto es, no existe una normativa nacional que prohíba intervenir sobre cuerpos de menores que no presentan ningún tipo de enfermedad.
Esta ausencia de protección legal, en un país donde la educación sexual sigue siendo prácticamente nula, genera que muchas familias se enfrenten a la decisión de permitir la intervención sobre los cuerpos de su descendencia sin conocer realmente el impacto de las intervenciones ni las limitaciones del planteamiento que se les expone.
Falta de escucha
A toda esta dificultad se suma el secuestro de la voz del colectivo intersexual. Durante los últimos años, la cuestión identitaria se ha situado en el centro y, haciendo caso omiso de los propios relatos de las personas intersexuales, la intersexualidad ha sido utilizada como motivo para una mayor pluralidad de identidades. Sin embargo, no todas las personas intersexuales buscan identidades más allá de las de «hombre» y «mujer», ni tienen necesidad de realizar ninguna transición.
Recordemos que su problematización parte de su corporalidad, que genera la modificación física de los cuerpos a causa de la falta de aceptación de la diversidad sexual en nuestras sociedades. Es importante rescatar las necesidades reales de todas las casuísticas y que se actúe sobre las violencias contra el colectivo, actualmente impunes, desde el minuto cero.
Esta situación, por si aún pareciese poco grave, afecta a un 1’7% de la población mundial, es decir, casi la misma proporción que la población rusa (131.801.000 personas intersexuales frente a 144.000.000 personas rusas). En España, hay 804.950 personas intersexuales, que, por poner un ejemplo comparativo, es un número superior al de las personas residentes en Valencia capital, la tercera ciudad más poblada de España.
En definitiva, este Orgullo no podemos olvidarnos de parte del colectivo. Llevamos años señalando que el “love is love” limita más que ayuda, pero el problema no acaba ahí. Si no acogemos toda la diversidad existente dentro del colectivo, y si no damos voz a todas las necesidades, las propuestas políticas pueden quedar cojas o ser incluso iatrogénicas.
Por un Orgullo inclusivo donde la «I» tenga fuerza propia.
Norma Ageitos Urain
Socióloga experta en Igualdad y Sexóloga
Imagen: #MiHistoriaIntersex: Relatos de vida de personas intersex que viven en Europa | OII Europe