El Día Internacional contra la explotación sexual y el Tráfico de mujeres y menores se conmemora cada 23 de septiembre desde 1999 tras la celebración de la Conferencia mundial contra el tráfico de personas que tuvo lugar en Bangladesh. Desde esa fecha, se han establecido directrices y normas por todo el mundo para la lucha en contra de esta violación de derechos humanos que afecta en su mayoría a mujeres y niñas.

Su definición y persecución se delimita gracias al Derecho Internacional y los esfuerzos de la Organización de Naciones Unidas (en adelante ONU), que el 15 de noviembre del año 2000, se reunió para crear una Convención contra la Delincuencia Organizada Transnacional para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas especialmente mujeres y niñas con fines de explotación sexual.

La ONU se refiere a este problema, que va en contra de los derechos humanos más básicos, como un problema de género a nivel mundial, por su extensión y alcance, ya que atenta en su mayoría contra las mujeres y las niñas atentando contra su dignidad y sus derechos fundamentales.

4,5 millones de personas son víctimas de la explotación sexual forzosa en el mundo

No olvidemos que la trata de personas no es un suceso aislado en el que intervienen fuerzas desconocidas contra las que no se pueden realizar acciones.  Se mezclan varias circunstancias que tienen que ver con costumbres y creencias que terminan afectando a un sector de la población. Sector que suele ser migrante, empobrecido, racializado, feminizado y en clara situación de vulnerabilidad por otras circunstancias.

Aunque no existen datos unificados y sistematizados, se calcula que 4,5 millones de personas son víctimas de la explotación sexual forzosa en el mundo según datos de la Organización Internacional del Trabajo según su último Informe de Desarrollo Humano.

La trata es un problema estructural e internacional, las medidas locales y estatales son necesarias pero insuficientes

En estos últimos años, se está viendo un esfuerzo por parte de actores políticos y administración para que forme parte de su agenda, creando presupuestos y medidas firmes de actuación para salvaguardar derechos humanos básicos. Sin embargo, no llega a ser suficiente debido a que las dimensiones que afectan a esta problemática son estructurales e internacionales.

Por ello, hace falta crear normativas en todos los niveles de la administración y a nivel europeo de las que puedan desprenderse normas nacionales dotadas de suficiente presupuesto comenzando por una ley integral de trata que puede abarcar la magnitud real y se adapte a sus circunstancias.

Es imprescindible una revisión de la legislatura vigente para sitúe a las víctimas en el centro

Y no sólo hace falta crear normas específicas sobre explotación sexual o trata de personas que afecten a un conjunto de países, sino que dentro de los países se debe dar una revisión de la legislatura vigente, ya que incide de manera directa a las mujeres, como son las leyes de extranjería, igualdad, menores y que deben contar en su actualización con la presencia de las personas supervivientes y después de otros actores que tienen contacto con este mundo.

Sociedad e instituciones de atención directa deben formarse y trabajar de la mano para tener la posibilidad de detectar y el conocimiento para poder informar y orientar de la mejor forma posible a las mujeres que acceden a distintos recursos y que desconocen el alcance y la puesta en práctica de sus derechos.

Además, debemos, una vez más, eliminar el estigma que tiene la prostitución, estrechamente relacionada con la explotación sexual, para no imponer nuestros propios prejuicios a una condición ya de por sí extremadamente dura.

Susana Carlota España Villanueva – Trabajadora Social

 Centro de Atención Integral a Mujer “Concepción Arenal”