Acostumbradas a unas certezas, a una normalidad y a una rutina, de repente vemos amenazado todo lo conocido

La confusión creativa

Cuando el mundo se conflictúa por una crisis, en este caso la COVID 19 -entre otras-, todas nos vemos afectadas y, de repente, la vida cambia. Las crisis traen un componente de incertidumbre y malestar a nuestras vidas.

Acostumbradas a unas certezas, a una normalidad y a una rutina, de repente, vemos amenazado todo lo conocido.
La compleja situación actual nos enfrenta a cosas inhabituales e inesperadas. Una de ellas es que el futuro se concentra en el día a día, con la gran incertidumbre acerca de las próximas semanas o meses que conlleva. A esto se le añade un agravante: podemos decidir cómo intentar enfrentar esa incertidumbre pero no podemos hacer nada por transformarla o controlarla; la situación es muy incierta y no depende de nosotras, salvo muy indirectamente (cuidarnos, para que todo acabe antes).

¿Hay oportunidades entre todo lo que está pasando?

La ciudadanía sufre hoy, aparte de todo lo que va emergiendo a nivel estructural, social, económico, etc. este vacío de la incertidumbre: hasta cuándo, cómo, qué, cómo saldremos de esto y cuál será el coste… Las preguntas sin respuesta son infinitas y, durante este tiempo, hay una reflexión que me atraviesa constantemente: ¿Hay oportunidades entre todo lo que está pasando? Ante esto:

Qué importante dejarse atravesar por la confusión, por el caos, por la duda, para que se revele lo creativo. Dejar que las ansiedades nos atraviesen, para que el aprendizaje sea posible. Confusión, caos, incertidumbre, ansiedades que incomodan y desasosiegan, y sin las cuales no es posible aprender, ni crear (Sorín, 2011, p.61).

La confusión produce el sentimiento de que está operando una profunda irracionalidad que vá más allá de las evidentes discrepancias sociales, sanitarias, políticas, económicas, religiosas y culturales. Nuestro entretiempo parece moverse en base a un sentido del sinsentido al desvanecerse las lógicas habituales sin que nuevos marcos de referencia hayan emergido. Dejarse llevar y atravesar la confusión que esta situación desconocida nos genera, por el caos, la duda, la incertidumbre, el miedo. La importancia de dejarse atravesar por todo eso reside en permitir que se revele lo creativo, dejando que las ansiedades nos atraviesen para que el aprendizaje sea posible y podamos ocuparnos de lo que va ocurriendo.

¿Por qué hablar de creatividad?

Porque la creatividad, la expresión artística y los procesos creativos nutren la conciencia y la sensibilidad social, facilitando la convivencia y el respeto por la diversidad; aumentan la cohesión social porque permiten desarrollar nuevos modelos de convivencia y diálogo; y crean condiciones donde las diferencias pueden confluir para que emerja una cultura de aceptación mutua. Esto permite superar esa inactividad o apatía, al fomentar la facultad de “responder a la vida por medio de un diálogo creativo entre el mundo que habitamos, la comunidad a la que pertenecemos y nosotros mismos”.

El objetivo es poner en acción una energía que promueve el autoconocimiento, los vínculos, la imaginación…

Como dice Sorín (2011), el objetivo de esta forma de trabajo es poner en acción una energía que promueve el autoconocimiento, los vínculos, la imaginación… Y que conduce a nuevas resignificaciones. La potencialidad de los procesos creativos surge del proceso de búsqueda y apertura en el que las participantes se involucran para generar las obras o producciones artísticas. Esto supone interrogar el malestar, sostenernos y conectar con lo vital.

Gracias a la vivencia estética otros mundos son posibles y se pueden intentar construir en el pequeño terreno de los espacios artísticos de resistencia (Sorín, 2011). Por ejemplo, el arteterapia, desde la seguridad, la libertad y la contención, “ayuda a observarse en la tranquilidad de un espacio de reflexión y juego donde anclarnos, para no vernos abocados a lo drásticamente nuevo, a ahondar en los modos de relación con el mundo, a romper inercias reestructurándonos y reinventándonos” (López, 2016, p.125).

Al trabajar con el mundo simbólico, la creación funciona como narración sin fin y sin reglas, sin límites espaciales o temporales que restrinjan; es por eso que ayuda a hacernos sujetos de nuestra acción y a hacer de ella un acontecimiento (López, 2016).

Sofía Muinelo Monreal

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Bibliografía

Sorín, M. (2011). Arteterapia: esa hierbita verde. En M. G. Capdevilla y M. Sorín (Comps.), El arte y la persona: arteterapia: esa hierbita verde.

López, M. (2016). De la función estética y pedagógica a la función social y terapéutica (Arteterapia). En M. Á. Carnacea y A. E. Lozano (Coords.), Arte, intervención y acción social: la creatividad transformadora.