Este año hemos podido comenzar a trabajar una línea que nos interesa, pero, que desde el centralismo madrileño, a veces nos cuesta abordar: la realidad de las mujeres rurales.

En este caso, propusimos al Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha investigar la situación de las mujeres que viven en entornos en los que, por el tamaño de sus municipios, no hay servicios especializados a los que recurrir cuando sufren violencia de género. El Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha apoyó esta iniciativa y, gracias a este apoyo, hemos podido encontrar claves que ayuden a desarrollar otras estrategias allí donde las instituciones no pueden llegar, porque es imposible crear estructura en todos los pueblos, los recursos tendrían que ser infinitos.

Hipótesis de trabajo y resultados de la investigación

Nuestras hipótesis de partida eran que una buena red femenina de apoyo constituía un factor de protección; que la proximidad o conocimiento de la teoría feminista era un factor de protección; que contar con autonomía económica y posibilidades de movilidad (vehículo propio y carnet) era un factor de protección y que estar activa en una comunidad viva y participativa era un factor de protección. Estas hipótesis se han corroborado con la investigación.

En primer lugar, destacan la autonomía económica y la posibilidad de moverse libremente como factores que facilitan salir de una relación de violencia.

En segundo lugar, se sitúan la pertenencia a una comunidad viva y activa y contar con red social, así como el conocimiento de los derechos y de teoría de género y feminista.

Continuar construyendo

Estas conclusiones son muy importantes porque será tarea de los poderes públicos seguir trabajando por la autonomía económica de las mujeres en las zonas rurales, pero es tarea nuestra, sin duda, seguir construyendo sororidad y acercando el feminismo a todas las zonas y a todas las mujeres.

Ana Delso

Asociación Trabe